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INTERDISCIPLINA Y NEUROSIS EN EL CAMPO PSI

INTERDISCIPLINA Y NEUROSIS EN EL CAMPO PSI

El mundo que habitamos es inconmensurable y para darnos a la tarea de conocerlo nos hemos dotado de palabras. El lenguaje, entre otras cosas, es un modo de proporcionarle bordes a las cosas.

Sin embargo, las palabras no son estáticas ni perennes. Revisten un carácter histórico, dinámico, reciben la influencia de la cultura y la época en la que se inscriben, no siempre pueden traducirse, no son transparentes a priori, ni unívocas. De allí que para conocer la realidad y dotar a nuestra representación sobre ella de cierta estabilidad, desarrollamos conceptos.

Pero los conceptos - oh, sorpresa! - también son problemáticos y frecuentemente ingresan en discusiones de todo tipo donde se evalúa su grado de ajuste y veracidad. Allí nos encontramos con las diferentes disciplinas y teorías que explican, cada una a su modo, la experiencia con el mundo y que son nuestro tema de lectura hoy.


¿ES POSIBLE INTEGRAR CONCEPTOS Y EXPERIENCIAS?

En el caso de la psicología y el psicoanálisis, los conceptos se utilizan para circunscribir un tipo de experiencia muy particular como lo es la experiencia analítica o terapéutica, donde se ponen en juego elementos sensibles, emocionales, subliminales y mentales, aspectos fenomenológicos muy difíciles de circunscribir de forma objetiva. La escena clínica produce emergentes que son producto de una interacción única como la que se desarrolla entre analista y analizante, entre psicólogue y consultante.

Sabemos que es imposible entrar en una situación de cualquier tipo desde una absoluta neutralidad. Es imposible que los saberes previos, los paradigmas y nuestros prejuicios no afecten nuestra percepción. Sin embargo, este es un proceso dinámico y a medida que nos adentramos en la clínica vamos testeando los conceptos con los que construímos la teoría, o bien se suceden cambios que promueven la revisión de las hipótesis, las categorías o los procesos. También ocurre que hallamos contradicciones al interior de nuestra teoría o necesitamos resolver problemas sociales nuevos o revisarlos a raíz de los desarrollos de ciencias afines.

Relacionar conocimientos provenientes del psicoanálisis con desarrollos de otras disciplinas es posible en función de la coincidencia en el objeto de estudio en muchos casos, como así también en el uso compartido de determinados conceptos y lenguajes. Sin embargo, la incorporación de lecturas ajenas al marco teórico y los diversos prejuicios existentes suelen traer dificultades. 

La inconmensurabilidad y la posible incompatibilidad lógica y semántica entre las teorías de diferente procedencia es un desafío para la interdisciplina que no debe ser soslayado. 

Los aportes que se deseen integrar deben estar fundamentados de tal manera que resulte claro el beneficio que aportan, al mismo tiempo que la articulación debe ser lo suficientemente acotada y coherente como para insertarse a una teoría que funciona como un conjunto (Maldavsky, 2003).

Al mismo tiempo, en el campo exclusivo del psicoanálisis no es menos problemático explicitar desde qué perspectiva se investiga, dado que el psicoanálisis ha desarrollado en su interior un creciente pluralismo teórico y técnico donde algunas corrientes funcionan como paradigmas divergentes entre sí (Bernardi, 2003).

Incluso el concepto de paradigma en sí mismo puede funcionar como un obstáculo en este afán. Este concepto tomó relevancia a partir del trabajo del físico y filósofo de la ciencia Tomas Kuhn (Estados Unidos, 1922-1996), quien observó el alto grado de contraste que existía entre los físicos y científicos naturales que daban por sentado muchas de las bases de sus campos de estudio, y los científicos sociales que aún cuando practicaban la misma disciplina, tendían a debatir acerca de cuestiones básicas de sus teorías y los métodos que empleaban. En su obra 'La estructura de las Revoluciones Científicas' (1962) definió a un paradigma como aquellas "realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica" (Kuhn, 2013).

De esta manera, un paradigma no reúne solo criterios epistemológicos o procedimentales referidos a la naturaleza de lo que es posible conocer y cómo hacerlo. Se articula en una comunidad de personas que comparten un grado de consenso sobre el quehacer científico y profesional y que dotan a un paradigma de cierto grado de institucionalización. Un paradigma cristaliza un 'estilo de pensar' (Mires, 1996 en González, 2005) y afecta las acciones concretas de una comunidad especializada.

He allí nuestro desafío: ¿cómo hacer dialogar disciplinas tan alejadas, paradigmas tan distintos entre sí?

Pues bien, la técnica argumentativa es uno de los recursos más utilizados a la hora de fundamentar las decisiones teóricas que se toman frente a un problema cuando existen distintas lecturas disponibles. La teoría de la argumentación permite razonar sobre los grados de valor que aportan ciertos modelos por sobre otros alternativos (Bernardi, 2003).

Al mismo tiempo, es importante no olvidar en ningún momento que toda teoría, toda escritura y toda investigación es profundamente fantasmática. Nace para resolver no sólo problemas prácticos o teóricos, sino fundamentalmente, problemas de una época y una cultura determinada y siempre incluye la dimensión del autor y su propio devenir. No podemos juzgar todo concepto o teoría pasada con los lentes de hoy, del mismo modo que debemos ser muy respetuosos con la perspectiva diferencial de aquel con quien discutimos o compartimos una práctica, ya que su punto de vista nace de su singular modo de existir en el mundo.

A propósito de esto, el psiquiatra y psicoanalista Henri Ellenberger nos legó el concepto de 'neurosis o enfermedad creadora' para nombrar ese espacio en el que las teorías parten de nuestra propia búsqueda dolorosa. Se trata de reconocer que durante un período de nuestras vidas podemos estar dominados por una preocupación intensa por una idea en particular y por la búsqueda de una verdad, que no es la única.

Si bien investigar y trabajar de forma interdisciplinar no promete necesariamente una mejor integración de las disciplinas y quizás nunca podamos reconstruir al psicoanálisis como un campo unificado, la discusión es altamente estimulante, un motor para el crecimiento del campo psi y el mejor camino para un mayor grado de consenso y un uso más adecuado de los conceptos (Dreher, 2004).

Nuestra disciplina se ve confrontada regularmente con la integración de nuevos diagnósticos, saberes afines o desafíos provenientes de la época. La investigación coordinada con el trabajo clínico y empírico permite que los conceptos no se utilicen de forma arbitraria o privada. La flexibilidad es fundamental en el trabajo que requiere el caso a caso, pero también lo es la rigurosidad y el control ético frente a la aplicación de saberes que siempre son parciales sobre el sufrimiento cotidiano de otros.


REFERENCIAS:

BERNARDI, R. (2003) ¿Qué tipo de argumentación utilizamos en psicoanálisis? Revista Psicoanálisis APDEBA, Vol.XXV, N°23. Argentina.

DREHER, A. U. (2004) What is psychoanalytic conceptual research? Presentación en el Centro Psicoanalítico de Florencia. Italia. Disponible en: www.spiweb.it 

GONZÁLEZ, F. (2005). ¿Qué Es Un Paradigma? Análisis teórico, conceptual y psicolingüístico del término. Revista Investigación y posgrado, nº 20, pp. 13-54. Venezuela.

KUHN, T. (2013) La estructura de las Revoluciones Científicas. Ed. Fondo de Cultura Económica. Argentina.

MALDAVSKY, D. (2003) Sobre la investigación especulativa: criterios y requisitos. Jornadas de Investigación de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

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