ABORTO, MATERNIDAD & DESEO

ABORTO, MATERNIDAD & DESEO

El escenario argentino actual se encuentra fuertemente  atravesado por un proceso de movilización cultural y político feminista de tipo transversal y asambleario. El mismo tuvo como gran hito la aprobación en Cámara de Diputados del Proyecto de Ley de Interrupción Legal del Embarazo en 2018, ocasión de profundos debates y contraofensivas de sectores de la derecha republicana y religiosa, que culminaron con el rechazo de la Ley en Cámara de Senadores. Al respecto quisiera proponer algunas lecturas sobre la oposición que despertó la despenalización del aborto, desde una perspectiva psicoanalítica y feminista.


LA MUJER-MADRE

Es evidente que aún opera en la subjetividad social un deslizamiento significante entre la Mujer y la Madre. Basta observar algunas prácticas discursivas para corroborar la reproducción de este arquetipo donde la maternidad aparece como lo que otorga sentido, madurez y realización a las mujeres. Al modo de una metáfora, se produce un implícito mediante el cual se afirma que para ser madre no sólo hay que ser mujer, sino que además para ser mujer se necesita ser madre (Fernández, 2012). Se obstaculiza la producción de opciones para las mujeres como sujetos singulares, por fuera de los roles de cuidado tradicionales o la posición de objeto para un deseo heterosexual masculino. 

La historia de Occidente sostuvo durante siglos una concepción de la feminidad como fuente de desenfreno y tentación, que debía tender a la castidad o la procreación. Es indudable que las luchas de los feminismos del siglo XX y las experiencias de los frentes de liberación Queer a lo largo del mundo crearon condiciones de desalienación discursiva y corporal, una mayor autonomía económica, una redefinición de la paternidad y el acceso a la adopción de familias diversas. Sin embargo, esto no eliminó los diferentes reciclajes cada vez más sutiles de los mecanismos de subordinación y reproducción de la matriz heterosexual (Butler, 1990) bajo nuevos mecanismos de control y formas de tutelaje.    

El psicoanálisis tuvo su participación en esta historia. Freud hizo recaer en la maternidad el desenlace de una feminidad ‘normal’, en la medida que la sustitución del pene por el niño dibujaría una promesa compensatoria para la niña que atraviesa la castración. Si la transformación en madre es la mejor solución que puede suponerse, es porque Freud pensó esa solución en términos de tener el falo. Del mismo modo, Freud ubicó en la fase fálica del varoncito la capacidad de extraer de su pequeño pene sensaciones placenteras relacionadas con los estados de excitación; al igual que lo haría la niña con su pequeño clítoris:     

“Parece que en ella todos los actos onanistas tienen por sede tal equivalente del pene y que la vagina propiamente femenina, es aún ignorada por los dos sexos (…) Con el viraje hacia la feminidad el clítoris debe ceder, total o parcialmente, su sensibilidad y con ella su significación a la vagina” (FREUD, 1933).  

Al respecto, Fernández (2012) advierte que sólo en una concepción de la sexualidad en la cual el eje principal de la mujer sea la reproducción y no el placer, lo propiamente femenino será la vagina. Pese a todo, Freud no dejó de referirse al enigma que comporta la feminidad.    

Silvia Ons (2005, 3) agrega:

“Si el ser madre fuera la respuesta capaz de obturar aquello que la mujer desea, la feminidad no se presentaría como enigma. Y es sabido que Freud, a pesar de las orientaciones fálicas esbozadas, no dejó de preguntarse por el deseo de una mujer (...) La maternidad se presenta como la solución por el sesgo del tener, mientras que el enigma femenino es lo que resta de ese tener. J. A. Miller en “De mujeres y semblantes” dice que ser madre de sus hijos es para una mujer, querer hacerse existir como “La mujer”. La madre podría ser la manera de “La mujer” en tanto que tiene.”  

Una lectura similar podemos encontrar en el escrito “Juventud de Gide o la letra y el deseo” (1985) donde Lacan propone a Medea como la 'verdadera mujer'. En la tragedia de Eurípides se advierte que Medea trata de satisfacer en todo a Jasón, como esposa y como madre. Pero cuando él la abandona para irse con otra mujer, ella se venga matando a todos sus hijos, demostrando que en ella lo que es mujer supera a lo que es ser madre.  

El modo en que se ejerce una maternidad no se agota sólo en las identificaciones con la propia madre, el sitio que se ocupa en una trama edípica u otras determinaciones inconscientes. También ejercen influencia discursos sociales con diferente grado de efectividad, entre los cuales el psicoanálisis también hizo mella.  


LA OPOSICIÓN A LA LEY COMO SÍNTOMA

La oposición a la interrupción del embarazo puede ser leída al modo de un síntoma. El debate sobre el aborto aviva controversias en torno al lugar del deseo y la posibilidad de no haber nacido. Abre paso a la angustia y el horror que despierta la idea de no ser deseados. De ser hijes de un deseo contingente y errático.  

El imaginario social aún propone a ‘La Madre’ como una figura conciliadora y apaciguadora a nivel familiar. Es quien cocina, cuida el hogar, une a la familia, evita conflictos, entre otros. Se trata de una madre depositaria de deseos ‘nobles’, cuyo amor aparece como incondicional, toda ternura, toda dedicación.    

Siguiendo a Fernández (2012), si se extiende el afecto que une a una mujer con sus hijes hasta un nivel místico, se deja fuera una cantidad de otros afectos posibles como la agresividad o el erotismo. En este sentido, la autora señala como ilustrativo el tratamiento que se dispensa socialmente al problema de la sobreprotección, la cual se considera producto de un exceso de amor y cuidado y no como una problemática del orden de la agresividad.  

Se ha promovido una representación de lo materno más ligado a la categoría de instinto que al deseo, que reinscribe el fenómeno en el orden de lo natural. El instinto aparece como una cualidad que guiaría a la madre en la elección de conductas adecuadas que permitirían resolver todo cuanto refiere a la crianza. Se propone como un saber-hacer heredado, que la vuelve irremplazable, casi infalible.  

Como consecuencia de esta perspectiva, se eleva a la madre a una posición insustuíble, se obstaculizan los ingresos de otros vínculos, lazos o propuestas de la cultura en torno a la crianza y se reconduce a las mujeres a su rol histórico de cuidado gratuito en el ámbito doméstico y privado. Conviene preguntarse entonces:

 “¿Porqué la función materna ha sido considerada infalible e incondicional? Pensarnos como hijos del instinto nos da cierta ilusión de fuerte anclaje, mientras que pensarnos hijos del deseo es algo evanescente y errático. Hijos del instinto nos remite a la ilusión de estar inscriptos en un orden necesario y natural. Hijos del deseo nos enfrenta a la contingencia en la que se inscriben los hechos del orden humano” (Fernández, 2012, p. 171).  

La promoción del ‘Derecho a Decidir’ movilizaría allí significaciones harto arraigadas que amarran la feminidad con la maternidad y las funciones de cuidado, bajo la égida de argumentos biologicistas.    

Si bien el psicoanálisis aún tiene mucho por aprender del diálogo con otras disciplinas, en especial de los feminismos, los estudios de género y el campo queer, también es cierto que se trata de una práctica que tiene mucho para aportar. Y esto porque la Interrupción Legal del Embarazo no sólo se trata de una ampliación de ciudadanía de los cuerpos gestantes, sino que implica la reivindicación del campo del deseo de las mujeres en singular.    


REFERENCIAS:

BUTLER, J. (1990) El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. España: Paidós

FERNÁNDEZ, A. M. (2012) La mujer de la ilusión. Pactos y contratos entre hombres y mujeres. Argentina: Paidós

FREUD, S. (1933) Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Conferencia nº 33: La feminidad. Obras Completas - Tomo XXII. España: Amorrortu

LACAN, J. (1985) Juventud de Gide o la letra y el deseo. En Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XXI.

ONS, S. (2005) Más que si lo hubiera parido. Fragmento de Una mujer como síntoma de un hombre. Argentina: Tres Haches. 

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